La primera semana de julio podría definirla como frenética. Vuelta a la rutina laboral después de semanas de confinamiento, proyectos sorpresa, fechas de entrega, eventos y, como broche de oro, la inauguración de otra exposición en un lugar muy especial para mí: El Armadillo Ilustrado.

Volverá la primavera en realidad no tenía nombre, estaba programada desde finales del año pasado para el mes de mayo, y en teoría iba a ser una continuación estricta de Bloom. Pero, ay, amigos, qué poco nos imaginábamos que tanto nuestros planes a medio plazo como nuestras rutinas diarias se iban a ver completamente afectadas a nivel mundial por un virus.

Así que, tras la vuelta a la normalidad, la exposición se trasladó a julio y con ella la primavera que no pudimos apenas disfrutar. Por esta razón decidí rescatar algunas de las piezas que formaban parte de Bloom y realizar ilustraciones nuevas para la propia exposición.